- Entre las sombras de la noche los edificios de la ciudad se intuyen y perciben con curiosa nitidez.
Y es que es este momento cuando realmente se captan las sensaciones arquitectónicas al despojarnos de todos aquellos elementos que causan distracción; ya sean masas de personas, tráfico intenso o una cegadora luz solar.
Además la cálida iluminación proporcionada por las farolas invita a pasear y perderse en una ciudad que, por supuesto, nunca duerme.
(vistas desde la azotea del edificio telefónica, plaza de España)
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